QueEasy by QUERÀMIC

Base conceptual

I. Introducción.
Después de un mundo líquido

La posmodernidad trajo el fin de la categoría «absoluto». Éramos posmodernos porque habíamos adoptado el perspectivismo –el antónimo de absoluto no es relativo sino contingente, al contrario de lo que suele afirmarse–: la verdad depende del marco desde el que se contempla esa verdad. Marcos distintos permiten soportar distintas verdades. Una nueva noción metafísica alimentada por el estrechamiento, el empequeñecimiento del mundo resultado de la globalización. Era el final de la década de los noventa del siglo pasado. Todo estaba más cerca, nunca antes las distancias habían sido recorridas en menos tiempo, cualquier rincón del mundo era accesible casi inmediatamente. La velocidad de los transportes y de las comunicaciones se había acelerado. Otras culturas, otros puntos de vista, habían dejado de ser «otros» para acercarse y acariciar nuestras intimidades. El Otro, tradicional barrera absoluta e infranqueable entre uno y aquellos otros con los que comparte el mundo, había empezado a diluirse, a disolverse. Incluso ese otro que habitaba en las antípodas era accesible. Tanto que esa revolución se plasmó en nuestro día a día. La multiculturalidad es, quizá, su mejor ejemplo. ¿Quién no recuerda la primera compra que hizo de un pantalón vaquero? ¿Quién no ha comido en un restaurante mexicano y cenado en uno indio en el mismo día? ¿Quién no ha visto una película coreana? Lo tradicionalmente inaccesible se había convertido en cotidiano.

Pero esa revolución acelerada y aceleradora no acabó ahí. Tras la demolición del absoluto como barrera infranqueable apareció la liquidez del mundo. Como si se hubiera desbordado una presa y su contenido hubiera cubierto todo el planeta, una ola fluida arrampló con la solidez de unas instituciones sociales que hasta ese momento se habían percibido como absolutas. Innegociables, inmutables. Lo social estaba supeditado ya no al arraigo o la tradición sino a la variabilidad, la fluidez. Eran en los comienzos del siglo XXI y el mundo se había transformado en líquido, como apuntó el sociólogo Zygmunt Bauman. Si la posmodernidad se había sustentado en la velocidad de los medios de transporte, la liquidez venía impulsada por la inmediatez y la cercanía propiciadas por la revolución digital, donde el tiempo había colapsado en el momento presente y el espacio en un todo accesible inmediatamente. Aquel «I want it all» que cantaban Queen a finales del siglo pasado se había hecho realidad gracias a internet.

Pero el desarrollo no ha acabado ahí. Y, en cierto sentido, es lógico que así sea: lo fluido nunca es estático, no puede serlo. Y el movimiento ha desembocado en un nuevo paradigma gracias al cual podemos entender y actuar en el mundo, y es que cuando todo se mueve, y hoy todo se mueve, y lo hace a la misma velocidad, las tecnologías de comunicación han democratizado la inmediatez y la cercanía, nada se mueve. El movimiento coordinado de todo a una misma velocidad es indistinguible de la quietud, de una solidez que ya hemos dejado atrás y que es la negación del movimiento y, por tanto, de esa fluidez constituyente del mundo.

Hoy podemos decir que vivimos la era de la aceleración.

II. Concepto Estético.
La estética de la aceleración

Si todo se mueve a la misma velocidad, nada se mueve. Y, sin embargo, hoy todo se mueve.

¿Cómo es posible? nos preguntamos. Porque el vector diferencial ya no es tanto la velocidad como la aceleración. Los avances en las tecnologías de transporte y comunicaciones que propiciaron la liquidez del mundo han sido superados por el desarrollo e innovación de las tecnologías de la información que posibilitan aceleraciones crecientes a medida que se incrementa su impacto mediante su implementación en los procesos de producción, almacenamiento y distribución. La suma de tecnología y diseño de procesos, quizá las dos áreas que más se han desarrollado en las dos últimas décadas, han posibilitado superar los límites temporales que parecía marcar la inmediatez.

¿Cómo es posible?, nos volvemos a preguntar. ¿Qué hay más rápido que lo inmediato? La respuesta está en la anticipación. O, de otra forma, que el hecho suceda antes de que suceda. Y ahí entra en juego la aceleración. La capacidad para prever impulsa la aceleración en la respuesta. Si se avanza lo que va a suceder puede anticipar la respuesta. Y se puede hacer cada vez con mayor aceleración.

El movimiento acelerado es, además, siempre dialéctico. ¿Qué quiere decir esto? Como la velocidad, si la aceleración de todo es la misma deja de serlo. Si todo acelera a la misma velocidad nada acelera. Pero no sólo eso, casi más importante, es que la aceleración, al contrario de la velocidad, también ejerce de impulsar para alcanzar una aceleración mayor.

Por eso hoy todo se mueve acelerado.

Este axioma es fundamental para comprender QueEasy, un proceso de compra de cuartos de baño diseñado para anticipar soluciones a los distintos momentos del journey del comprador.

III. Concepto Antropológico.
La funcionalidad del objeto físico-digital

El cuarto de baño es el templo de la intimidad. El espacio donde se produce la higiene, el cuidado de nosotros mismos con el que nos presentamos ante nosotros mismos y los demás. Es el lugar donde uno establece los cimientos de uno mismo frente a los demás y el mundo. O, en términos hegelianos, quizá el filósofo que mejor ha descrito las relaciones entre uno y el Otro, el aseo es el lugar donde se establecen los cimientos de la subjetividad (la expresión de uno mismo para sí mismo). Pero, siguiendo con el alemán, esa subjetividad sólo es reconocida si es afirmada por los demás. Uno se reconoce a sí mismo mediante el reconocimiento de los demás. Es lo que llamaba la dialéctica de la intersubjetividad, el roce, trasiego y negociación entre mi percepción de mí mismo y la percepción de mí que tienen los demás, ese Otro, como lo llaman los pensadores y pensadoras. La subjetividad nunca queda fijada del todo porque siempre depende de las respuestas que obtengamos de nuestra presentación a los demás. La identidad personal es fluida, otra vez. Así, el cuarto de baño adquiere un importancia antropológica fenomenal.

Sin embargo, ese espacio que es el cuarto de baño también es un espacio dialéctico. Ninguno, o casi ninguno -porque alguna excepción habrá-, hemos levantado nuestro propio cuarto de baño ni fabricado cada uno de sus componentes. Todos dependemos de los demás para ello. En la construcción del aseo intervienen un sinnúmero de prácticas y profesiones, desde ceramistas, albañiles, electricistas, etc., estableciéndose una dialéctica entre los usos del cuarto de baño y las soluciones que proponen cada uno de esos profesionales. La construcción de un cuarto de baño está sujeta a los roces, trasiegos y negociaciones que caracterizaban la intersubjetividad. Y, es por tanto, un proceso igualmente complejo. Ahí radica la importancia antropológica de QueEasy.

¿Por qué? Porque QueEasy es un proceso de compra diseñado para facilitar las decisiones de realización del cuarto de baño deseado, ese espacio donde se cimenta la presentación de uno ante los demás, anticipando tanto esos usos como las soluciones que ofrece el sector.

Esta visión funcional se concreta en un objeto físico-digital, es decir, un espacio y un proceso de venta físicos que responden a las lógicas digitales promovidas por las tecnologías de la información, diseñado para suavizar esa dialéctica profesional-usuario al trasladar el concepto de usabilidad de las las pantallas a la exposición física para conseguir dibujar una experiencia de compra on-line off-line.

IV. Concepto Social.
La lógica de la fluidez

Aunque pueda parecer lo contrario, incluso lo fluido responde a lógicas. Del caos entendido como desorden absoluto a mediados del siglo pasado pasamos a la teoría del caos, la respuesta matemática a la aparente falta de lógica de los fluidos. A partir de conceptos como los atractores, la no linealidad o la divergencia exponencial, ha sido capaz formalizar muchas de las formas del azar. Siguiendo este ejemplo puede entenderse mejor el concepto social de QueEasy, basado en el respeto hacia el usuario, la sociedad y el medioambiente. El respeto ejerce como eje vertebrador de ese triple balance entre la persona, el entorno y la comunidad a la que pertenece, estableciendo una lógica validadora de la propuesta de la marca. Sí, el mundo es líquido, pero es el respeto el que nos permite navegarlo.

¿Por qué el respeto? Porque es a partir del respeto al usuario como pueden llegar a comprender y, por tanto, satisfacer sus expectativas y necesidades, incluidas las económicas. Porque es desde el respeto al medioambiente como puede llegar a compatibilizar la mejor oferta con las necesidades del entorno. Y porque partiendo del respeto a la comunidad que habita el usuario pueden alcanzarse mayores y mejores cotas de convivencia.

¿Cómo se declina en respeto en este triple balance?

Compromiso democratizador. Dada la importancia antropológica del cuarto de baño como lugar que cimienta la presentación al otro, acto fundamental para el desarrollo de la identidad propia, QueEasy promueve un acceso universal a sus servicios. Algo que supone un compromiso económico, tanto con el comprador como con los proveedores, para que dispongan del aseo que mejor se adapte a sus gustos y necesidades. Pero no sólo eso, ese acceso ha sido diseñado para ser un compromiso de funcionalidad, eficiencia y comodidad con un único objetivo: anticipar todos los posibles problemas que pueden aparecer en la compra de un cuarto de baño y ofrecer soluciones de la mejor calidad adaptadas a las necesidades y exigencias de cada usuario.

Compromiso comunitario. Todos habitamos un lugar que compartimos con otros que también lo habitan. Siguiendo a Hegel, ese lugar es el espacio del reconocimiento, allí donde se produce la intersubjetividad, proceso imprescindible para la construcción de la identidad persona, como ya hemos visto. Es, por tanto, un espacio digno de respeto. Es por eso que todas las tiendas QueEasy están diseñadas para servir como espacio comunitario, siendo capaces de adaptarse a un sin fin de actividades sociales en función de su demanda.

Compromiso sostenible. Como ha quedado patente, vivimos en un mundo líquido, fluido, en el que la categoría «absoluto» ha sido superada al abrirse las puertas del perspectivismo, sin embargo, para que todas esas las perspectivas puedan darse ha de cumplirse un requisito necesario: la supervivencia del planeta y de los seres que lo habitan. Sin el planeta y sus habitantes ninguna perspectiva es posible.

Con esta meta en mente, QueEeasy se enorgullece de ser la primera, y de momento única, tienda con huella de carbono 0 en España. Hito cumbre que culmina el respeto por el entorno que constituye el tercer de los compromisos del triple balance de la marca. Un ejemplo que, es de esperar, pronto sea el estándar en la industria del retail.

Estos tres compromisos constituyen, a su ver, una dialéctica de tres términos, de forma que los avances en una de las directrices impulse el avance en las demás, haciendo que ese respeto vertebrados alcance cotas cada vez más altas. Por tanto, los espacios QueEasy han sido diseñados como espacios evolutivos abiertos a futuras innovaciones.

V. Corolario.
Honrar el agua

Ese triple balance, el respeto hacia el usuario, la comunidad y el medioambiente, no sería posible sin la visión de la marca: Honrar el agua. El agua es, sin duda, la sustancia motriz de todos los procesos que se dan en el cuarto de baño y, como es bien sabido, es un bien escaso acosado por múltiples amenazas. Y, dado que sin agua no somos nada, no podríamos sobrevivir ni nosotros ni ninguno de los habitantes del planeta, el agua es objeto de máximo respeto.

Es el modo QueEasy de fundamentar el respeto hacia cada uno de los componentes de ese triple balance. Y, más allá, de contribuir a la permanencia de este mundo líquido que nos ha tocado vivir.